Jornada sobre Salud y Seguridad en el trabajo: El momento de prevenir es ahora. Última parte y síntesis.

«En Argentina se necesita una autocrítica, un movimiento nacional tripartito para evaluar la problemática»

El pasado miércoles 7 se desarrolló, en el Salón Auditorio del Banco Nación, la Jornada sobre Salud y Seguridad laboral: el momento de prevenir es ahora. A modo de cierre, la Dra. Cecilia Cornelio -Depto de Investigaciones en Salud Laboral (SST), y el Dr. Héctor Verón -Superintendente de la SRT, expusieron sobre la accidentabiliddad laboral en nuestro país el año pasado.

El primer punto sobresaliente que se puede ver, según los datos oficiales elaborados por el organismo, es que el año 2004 mostró una gran ambigüedad: fue un año récord en cuanto al aumento de cobertura a trabajadores, pero también es el año que exhibe el mayor índice de accidentes de trabajo. Según la Dra. Cornelio, durante el período 2000-2004, se mantuvo constante el número de muertos en accidentología laboral, aunque en el 2004 se ve un aumento en aquellos con ocasión del trabajo.
Frente a este panorama desalentador -864 muertos en el último año- queda claro que se necesitan medidas concretas destinadas a tratar esta problemática. «La política de prevención es fundamental», determina Verón.
Según el Superintendente, la cultura de la prevención debería ser patrimonio de la sociedad en general, no sólo en los actores intervinientes. En este sentido, se puede decir que resultaría importante para el país un debate de políticas como ocurrió en Brasil, ya que «se trata de una temática que puede ser movilizadora», explica.
Además de esto, resulta fundamental, como método de prevención también, una política activa de inspecciones periódicas de lo ambientes laborales, es decir, se necesitaría, según la óptica de Verón, un modelo nacional de inspección del trabajo.
Por supuesto que, a la hora de hablar de calidad y seguridad laboral, es imprescindible hablar del sistema de cobertura en Salud y Seguridad en el trabajo. Para lograr una mayor calidad en este punto, es necesaria la coordinación entre las diferentes patas del sistema. «Coordinación de los tres ministerios, articulación con las provincias y participación de los trabajadores son algunas de ellas», describe Verón. Sin embargo, no se puede hablar de estrategia de prevención sin decir que la mejor política en este sentido se forma en el seno mismo de las empresas.
La prevención, como metodología desarrollada por todos los actores intervinientes en el circuito laboral, incluye también a las organizaciones sindicales, las cuales han mostrado falencias en lo que se refiere a la lucha por este derecho. A esto hay que sumar a las propias ART, más preocupadas hasta ahora por la competencia comercial que por desarrollar acciones de prevención concretas.
Un modelo basado en la prevención de siniestralidad laboral muy exitoso es el modelo alemán. En este modelo resulta clave la separación clara de los distintos sectores del circuito, lo que provoca una mayor especialización en cuanto a la problemática de cada una. Además, resulta fundamental el promedio de inspecciones anuales -más de 700-, la formación específica en la salud y el otorgamiento de distintas clases de incentivos a la prevención.
En comparación a esto, se puede afirmar que «en Argentina se necesita una autocrítica, un movimiento nacional tripartito para evaluar la problemática», afirma Verón.
Esta necesidad de compromiso como agente de prevención también la remarca el Dr. Alfredo Conte Grand, Secretario de Seguridad Social de la Nación. Según él, ‘ no hay que quedarse con el axioma que indica que a mayor desarrollo y progreso económico, mayor accidentología laboral se registra». La mayor cantidad de accidentes se dan en trabajos precarios y con bajo sueldo, siendo las industrias de la construcción, manufacturas, agro y minería las que superan la media nacional en este sentido.
Es evidente que una activa cultura de prevención sería el arma más eficaz a la hora de prevenir la siniestralidad laboral. La solución más sencilla se encuentra, entonces, en poder de nuestra mano.

Salomé Zamora