Uso de la tecnología en la fabricación del fraude

Por segurosaldia.com febrero 9, 2006 15:02

El ¿difícil? arte de engañar.

Es evidente que la tecnología ha encontrado, en los últimos años, un notable avance que también llegó a influir en uno de los mayores males de la industria del seguro: el fraude. Tomar estas ventajas tecnológicas y aplicarlas a programas que garanticen su investigación es fundamental para tratar de detener su avance.

El fraude ha sido, desde siempre, un peligro real que acecha más que asiduamente a la industria del seguro. El siniestro simulado es, sin duda, un arma que pone en peligro constante la sustentabilidad del mercado asegurador. Por supuesto que se cuentan de a miles las propuestas que se han lanzado con el fin de, al menos, poder controlar este delito. Las evidencias muestran que nada ha sido realmente efectivo, más allá de que aparezca como imposible poder terminar definitivamente con un delito que permite tantas formas y aristas. Y, más aún, en una época tan tecnificada como la que el hombre está atravesando actualmente. Como siempre ocurre, un avance científico y/o tecnológico se va a adaptar tanto a una finalidad beneficiosa como lo contrario. En el caso del seguro, vemos como el avance de la informática permite mayor poder de detección de este delito como, también, se presenta como una herramienta nueva a la hora de idear un fraude.
En términos generales se puede decir que el fraude es, ante todo, una fabricación de culpabilidad, enderezada contra una parte solvente y eficaz para reparar los daños producidos en algún tipo de siniestro. Los medios empleados para esto son varios e incluyen, entre otros, la falsificación de rastros y la manipulación de los registros de éstos, por ejemplo. Estas acciones logran crear un escenario de culpabilidades que se orientan a “fabricar” un siniestro.
A partir del uso cada vez más intensivo de la informática, las maniobras destinadas a la configuración del fraude ganaron en complejidad. Actualmente, a través de la computadora, el mercado asegurador ve cómo se incrementa el uso de diferentes recursos de cálculo, simulación numérica y animación computarizada a la hora de fabricar un siniestro. De esta manera, los modelos matemáticos y películas montadas en animación computada, a las cuales se presenta como una reconstrucción virtual de los hechos, han ganado lugar en cualquier litigio que se origine.
Hay que aclarar que donde más se ve la aplicación de nuevas modalidades tecnológicas es en lo que, comúnmente, se denomina microinvestigación. Como bien lo explica un grupo de Seguridad Vial de la Universidad de Zaragoza, a la hora de analizar un siniestro se pueden diferenciar, claramente, dos grandes campos: la macro y la micro investigación. Mientras que el nivel macro está dirigida a la asignación de recursos y la realización de estudios de carácter epidemiológicos y sociológicos con el fin de encontrar causas e interrelaciones del siniestro, el nivel micro está caracterizado por lo que comúnmente se conoce como “reconstrucción de accidentes” y la extracción de datos que sólo la simulación puede otorgar. Generalmente es sobre estos tipos de datos que se aprecia la mayor cantidad de casos de fraude. Se puede decir que, en general, la manipulación técnica y científica está dirigida a la evidencia concreta. Una de la maneras más comunes de lograr una reconstrucción fraudulenta de siniestro –con responsabilidades y culpabilidades determinadas- es a través de la intervención de un experto que procese la información de manera tal de dirigir la reconstrucción hacia esa “realidad” a la que se quiere llegar.
Es válido aclarar que resulta imposible, metodológicamente hablando, poder reproducir un siniestro con una verosimilitud del 100%, aún sin intención de mantener algún tipo de maniobra fraudulenta La ingeniería forense no revela una verdad anterior sino que construye una nueva verdad sobre la base de la información objetiva de que se dispone. A veces la investigación técnica no alcanza para poder deducir lo que efectivamente ocurrió en un siniestro, pero sí es suficiente para saber qué no ocurrió. A pesar del apabullante tránsito de la computación, la verdad única e irrebatible aún no existe.
Pero es innegable que el avance tecnológico deja sus huellas en todo lo referente al seguro, ya sea en la diagramación del fraude pero, también, en la confección de la estrategia de investigación. El uso de los recursos informáticos toma fuerza en procesos como el de recolección de rastros, interpretación de éstos y formulación y presentación de las conclusiones.
Sin dudas, como todo avance tecnológico es nuestro país, la implementación fuerte de tecnología en este mercado se dio a principios de la década del ’90, y fue fundamental para, entre otras cosas, realizar un relevamiento del lugar del siniestro con altos grados de precisión. Recursos tecnológicos complejos como la mecánica computacional, fotogrametría, sistemas de medición del espacio geométrico y sistemas utilitarios modernos han logrado establecer un modelo matemático del siniestro con valores elevados de exactitud.
Una herramienta tecnológica novedosa y de gran utilidad también es lo que se denomina infografía forense, la cual resulta ideal a la hora de explicar siniestros complejos. Se trata de una animación por computadora donde el público puede observar el movimiento de los distintos vehículos en diversas fases de secuencia, desde diferentes lugares y según la óptica de los distintos involucrados.
Sin embargo, si bien es notable el desarrollo de la informática aplicada a este rubro, lo que más peligro genera a la hora de la construcción de un posible fraude es lo que denomina software específico o enlatado. Se trata de programas complejos interrelacionados en un software único. Entre sus funciones sobresale la realización de fases d cálculo y análisis y la representación de imágenes animadas en tres dimensiones, lo que resulta en altos grados de perfección, otorgados básicamente por la alta dosis de realismo que otorgan. Estos programas trabajan con bases de información poderosas y resultan más que útiles a la hora de simular acciones y, por ende, siniestros. Generalmente, estos sistemas son desarrollados por empresas extranjeras y organismo que trabajan con volúmenes importantes de siniestralidad como, por ejemplo, la Policía y fuerzas de seguridad, fiscalías y, por supuesto, compañías de seguros.
Es evidente que el avasallador desarrollo de la tecnología aporta recursos importantes que pueden llegar a convertirse en determinantes en la lucha contra el fraude. Pero también proporciona herramientas peligrosas en lo que tiene que ver con la propagación de este flagelo que tantos males causa a la estabilidad del mercado asegurador. Poder tomar esta potencialidad y convertirla en un arma real es la clave para que este delito empiece a encontrar barreras reales en su avance.

Salomé Zamora
Fuente: www.perarg.com.ar

Por segurosaldia.com febrero 9, 2006 15:02