Argentina: un país marcado de muerte
Argentina se caracteriza por ser, desde hace un tiempo, el país que cuenta con la mayor cantidad de muertes por accidentes de tránsito del mundo. Una mayor participación del Estado en tareas de control y sanción, junto con una mayor toma de conciencia por parte de la población, son las principales soluciones para un problema que tiene, además, graves consecuencias sociales y económicas.
Argentina es, sin dudas, un país en riesgo. Más allá de ciertos temblores provocados, más que nada, por determinadas situaciones relacionadas con las esferas políticas y económicas de nuestro país, es innegable que los argentinos nos enfrentamos día a día con un panorama que se presenta con mucho más peligro aún: la intensa cantidad de accidentes de tránsito que diariamente se registran en diferentes zonas del territorio nacional.
Según datos estadísticos que elaboran constantemente las principales organizaciones destinadas a la temática de vialidad, Argentina se ubica como el país con mayor número de accidentes de tránsito a nivel mundial. Así lo refleja el informe “Accidentología vial de Argentina”, elaborado por el Instituto de Seguridad y Educación Vial (ISEV), el cual indica que nuestro país presentó, durante el año 2005, una tasa de 26,82 muertos cada 100000 habitantes, lo que mostró apenas una mínima reducción con respecto al 2004, en el cual se registró una cifra de 28,98 fallecimientos. Estos datos manifiestan la gravedad de la situación de nuestro país, no sólo en relación a los países desarrollados sino también teniendo en cuenta al propio continente sudamericano, en el cual sobresale a nivel estadístico Brasil – 17,37 cada 10000- pero que, de todas formas, se encuentra muy lejos de las estadísticas presentadas en el caso argentino.
Por su parte, la organización Luchemos por la vida presenta datos similares. Según esta organización, durante el año pasado perdieron la vida en nuestro país 7138 personas, cifra que se muestra estática con respecto al anteaño pasado, en el cual se llegaron a contabilizar 7137 muertes a raíz de esta causa. Esto indica, a su vez, un promedio de 20 víctimas fatales por día y 595 por mes.
Esta tendencia, que se muestra como absolutamente consolidada, está instalada también en el territorio porteño. La ciudad de Buenos Aires, la segunda región más poblada del país, registró durante el año pasado una cantidad de 251 fallecimientos por año, una cifra levemente superior a la contabilizada en el 2004, la cual llegó a 242 muertos.
Teniendo en cuenta que estas estadísticas muestran valores 4 veces superiores a los registrados en los países más desarrollados, resulta interesante poder establecer ciertas características adicionales que hacen a este lamentable fenómeno. Según diferentes estudios realizados en relación a esto, se puede decir que la mayoría de los accidentes se producen los días domingos entre las 0 y las 6 hs y son protagonizados, por lo general, por hombres de entre 17 y 30 años, lo que da a suponer que factores como el alcoholismo y la somnolencia son algunas de las más importantes a la hora de establecer posibles causas. Con respecto a esto vale aclarar que la accidentología vial está considerada, desde hace ya varios años, como la principal causa de muerte en menores de 45 años.
Evidentemente, estamos en presencia de un problema serio. No sólo por lo que significa desde la parte humana sino también por lo que representa en términos económicos para el país ya que se trata, como hemos visto, de un fenómeno que afecta principalmente a la población laboral más activa de la sociedad. Semejante nivel de estadísticas resulta inquietante no sólo por lo que representa a nivel de costos de atención médica sino que también produce pérdidas de salario, daños a la propiedad, discapacidades transitorias o permanentes y grandes dificultades para lograr la reinserción social y laboral de la persona afectada por el siniestro. Por lo tanto, es inevitable advertir cómo la accidentología vial afecta de manera notoria tanto a la estructura social como económica de un país.
Frente a este cuadro absolutamente desolador, la prevención aparece como la opción más válida a la hora de pensar en mecanismos efectivos que logren reducir estas dramáticas cifras que tanto afectan a la estructura social de nuestro país. En este sentido los especialistas coinciden en que es fundamental, a este fin, unir acciones concretas por parte del Estado a aquellas más simples que están en poder de cualquier ciudadano. Frente a un problema de estas características es más que importante la acción individual como arma efectiva de prevención. El hecho de que cada conductor y/o peatón respete las normas de tránsito establecidas en nuestro país, sumado a un Estado con fuerte poder de control y de sanción, resulta más que importante frente a una problemática que se debe considerar como colectiva.
En este sentido pueden llegar a ser determinante acciones como, por ejemplo, conducir de día con las luces encendidas –obligatorio en algunos distritos del país-, un buen estado y correcta señalización de las rutas y calles y atenta verificación del estado de los vehículos públicos y privados.
Frente a este panorama tan fuerte en términos de siniestralidad, el rol del seguro resulta más que importante. Como es sabido, la accidentología vial ocupa la primera plana en lo que se refiere a siniestros reclamados a las compañías aseguradoras en Argentina. Por esta razón, un buen programa preventivo resulta de interés también para este sector ya que la ecuación menos accidentes = menos muertes = mejores negocios nunca va a dejar de tener vigencia en el mundo de la economía.
Por esta razón, desde hace un tiempo que un grupo de compañías de seguros se unió para implementar una serie de estrategias comerciales destinadas a intentar reducir la cantidad de accidentes pero, al mismo tiempo, lograr la atracción de potenciales clientes. A una de ellas se espera poder lanzarla este año y consiste en un proyecto de clearing de siniestro que apunta a reducir el grado de litigiosidad y las mediaciones. Diseñado por las compañías La Segunda, Sancor, San Cristóbal, Mapfre y HSBC La Buenos Aires, se espera poder lanzarlo durante este año y que pueda llegar a resolver el 90% de los “siniestros de chapa”.
A su vez, el otro proyecto es muy similar al ya implementado por la HSBC La Buenos Aires Seguros, publicitado con el slogan “mejor manejás, menos pagás”, aunque se lo considera una superación del mismo. Presentado por la aseguradora Norwich Union, encuentra su origen en Inglaterra y consiste, básicamente, en una medición del nivel de riesgo que ostenta el asegurado con el fin de que pague una prima en directa proporción con el riesgo de siniestralidad que presenta. La diferencia más importante que se puede ver en comparación con el que ya está implementado en nuestro país es el grado de exactitud con que se evalúa el nivel de riesgo. En el caso británico la compañía posee instrumentos tecnológicos que le permite realizar un seguimiento del vehículo durante 24 hs evaluando, además, datos como la velocidad y la continuidad de la marcha de sus conductores. Un sistema de estas características resulta útil para, entre otras cosas, lograr un mayor control de las velocidades máximas y, también, reducir el costo de las pólizas.
Sin dudas, el grado de siniestralidad originado por accidentes de tránsito presenta cifras realmente elevadas en nuestro país. Se trata de un problema de gravedad sobre todo teniendo en cuenta las consecuencias a nivel social y económico que esto presenta, tanto para la víctima como para estado. Tomar conciencia de esto se presenta como la única opción efectiva a la hora de hacer reducir una tendencia que ubica al país al tope de las estadísticas mundiales desarrolladas en torno a este tema. Sólo una activa participación por parte de los organismos estatales y una mayor toma de conciencia por parte de cada ciudadano va a lograr realmente hacer cambiar una situación que convierte a Argentina en un país signado por la muerte.
Salomé Zamora