Seguros D & O: La cobertura que se asoma como imprescindible (p.2)
El pasado 7 de abril se desarrolló, en IDEA, el curso seguros “DIRECTORS & OFFICERS”, destinado a analizar la actualidad de las pólizas D & O en nuestro país, sin dudas, uno de los seguros más importantes en un futuro más que cercano tanto en nuestro país como en otras partes del mundo.
El viernes 7 de abril se desarrolló, en el Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina –IDEA- el curso de DIRECTORS & OFFICERS, a cargo del DR. WALDO SOBRINO. La actividad, destinada a analizar la actualidad de las pólizas D & O en nuestro país, estuvo dirigida a diversos sectores involucrados directamente con el producto, entre los que se destacan el empresarial, el asegurador y el jurídico.
Como se mencionó en la primer parte, este producto fue diseñado para otorgar cobertura a los niveles jerárquicos más relevantes de una empresa. Si bien cuenta con una serie de exclusiones importantes, no quedan dudas de que se trata de una cobertura amplia y efectiva que protege a los estratos superiores de una organización en las diferentes responsabilidades y funciones que desarrollan. Si bien aún no se trata de un producto masivo en nuestro mercado, su comercialización se encuentra en franco aumento debido, en su gran mayoría, a la ola de demandas masivas por casos de mala praxis profesional que se registra en la justicia tanto nacional como internacional.
Más allá de que se trate, según explica Sobrino, de una póliza maleable y adaptable a las diferentes necesidades, tanto de la empresa como del superior asegurado, no caben dudas de que existen una serie de modelos y coberturas que actúan como estructura base en este tipo de seguro. En términos generales, se puede decir que existen tres tipos de coberturas que varían, básicamente, en su poder de aplicación.
La primera de ellas, identificada como cobertura A, es muy específica y direccionada ya que ampara exclusivamente a los Directores y Gerentes –aunque se pueden incluir también síndicos, tanto titulares como suplentes- y puede llegar a cubrir también las funciones de un Director tanto en una filial de la empresa asegurada como también en una entidad sin fines de lucro. La segunda de las opciones, la cobertura B, cubre a la empresa asegurada por la responsabilidad legal que pueda llegar a tener en las acciones u omisiones de sus Directores y Gerentes. En este tipo de cobertura, en caso de producirse alguna demanda contra alguno de los directivos, es la misma empresa la que se hace cargo del pago de la indemnización pertinente, gasto que luego es asumido por la compañía de seguros que corresponda. Este proceso se denomina reembolso y es característico de esta cobertura que tiene como principal objeto a la empresa en general. Por último, la cobertura C está diseñada con el fin de otorgar amparo a los reclamos bursátiles. Se trata de un modelo ideal para aquellas empresas que cotizan en la Bolsa ya que se centra en la responsabilidad que se detecta en la violación de leyes u ordenamientos bursátiles, generalmente relacionados con la compraventa de valores, acciones y bonos de las empresas. Por supuesto que la elección entre estos diferentes tipos de cobertura variará según factores intrínsecos de la empresa asegurada, entre los que se destacan la actividad, el caudal de personal, y el tipo de organigrama, entre otros. Más allá de que, evidentemente, la póliza D & O no se trata de un mal producto en términos de cobertura para el asegurado, existe un elemento en su estructura que ya es típico en el mercado asegurador y que ha generado más de una polémica tanto en los asegurados como en el ambiente del derecho. La cláusula Claims Made se trata, sin dudas, de uno de los elementos más discutidos en el sector asegurador y jurídico llegando, inclusive, a solicitarse varias veces su inconstitucionalidad. Básicamente, hay que decir que esta cláusula se trata, sin dudas, de una importante limitación que puede llegar a generar un alto grado de desprotección para el asegurado. Si bien, como explica Sobrino, no puede ser excluida del contrato, es importante que el asegurado sepa que se la puede llegar a limitar. En términos generales, la restricción más importante que impone la Claims Made es que, para que exista cobertura, tanto el hecho generador del daño como el reclamo del mismo deben ser realizados durante la vigencia de la póliza. Evidentemente, esto genera una serie de dificultades si, por ejemplo, la ocurrencia de un siniestro se produce cerca del vencimiento de la misma o en casos de daños ambientales, cuyas repercusiones suelen registrarse y percibirse tiempo después de producirse el hecho generador. Como se ve, se trata de una herramienta más que fuerte para las compañías aseguradoras pero, también, un evidente blanco de desprotección para el asegurado. Más allá de la polémica que siempre queda instalada en torno a este tema, hay que decir que existen dos tipos de cláusulas Claims Made: la latinoamericana y la anglosajona. La latinoamericana es la versión más conocida y contempla, como mencionábamos, que el hecho generador del daño y su correspondiente reclamo sean efectuados dentro de los términos de vigencia establecidos por la póliza aseguradora. La versión anglosajona, en cambio, se presenta como más flexible ya que establece que sólo el hecho generador debe producirse dentro de este plazo. A pesar de la rigidez expuesta por la versión latina, Sobrino destaca que existe una forma de flexibilizar esta polémica cláusula que se centra, básicamente, en un pedido de notificación. Algunas pólizas permiten que esta notificación de siniestro pueda llegar a ser realizada tanto por el reclamante como por el propio asegurado. Otro recurso que se puede llegar a utilizar es, una vez finalizada la vigencia de la póliza, lograr una extensión del plazo de cobertura a través de un período extendido de notificación. Esta opción se encuentra en algunas pólizas de responsabilidad civil y puede ser contratada tanto al inicio como a la finalización de la vigencia de la póliza, aunque en los casos de seguros D&O sólo puede ser adquirida al término de la misma. Los problemas más comunes que se pueden llegar a encontrar en torno a esto suelen centrarse en un plazo perentorio, en la no renovación del contrato por parte de la compañía de seguros y en los cambios de condiciones que muchas veces se detectan por parte de ambas partes. Sin embargo, es evidente que, más allá de muchas creencias populares, tanto la cláusula Claims made en particular, como la póliza D & O en general, son modificables y, aunque tenue, el asegurado tiene poder como para convertirlo en una herramienta de protección lo más conveniente posible a sus necesidades. Evidentemente, como afirma Sobrino, no existe el seguro total, sino sólo el incremento en sus posibilidades de cobertura. Para eso es imprescindible realizar un trabajo interpretativo de la póliza, donde la lectura y la comprensión se transformen en la base para una cobertura lo más efectiva posible.
Evidentemente, las pólizas D & O deben servir como un instrumento de protección a un sector que, en los últimos años, se ha convertido en un centro importante de reclamos y demandas judiciales. Para que este producto se transforme en un recurso útil y no en una trampa mortal es fundamental un caudal de información activo pero, sobre todo, capacidad interpretativa y poder de visión sobre las necesidades de la empresa objeto del seguro. Sin dudas, una póliza casi imprescindible para un sector determinante en la economía pos devaluación de nuestro país.
Salomé Zamora