Los nuevos riesgos que afectan la salud laboral
La actividad laboral ha sufrido, en los últimos años, cambios radicales que provocaron el nacimiento de nuevas patologías que afectan la salud y la higiene en el trabajo. Afecciones relacionadas con la explotación de la voz y el uso de algunas sustancias químicas son algunas de las afecciones que más se están viendo en un mercado cada vez más influenciado por la revolución tecnológica y el fenómeno del outsourcing.
El Instituto de Ergonomía Argentino desarrolló, entre el 14 y el 16 de agosto, el 7 Congreso Internacional para la Gestión de Riesgos de Trabajo, destinado a debatir sobre algunas de las cuestiones más salientes que presenta por estos días la temática de la salud y la seguridad laboral.
Actualmente, gracias a factores como la revolución tecnológica y el outsourching, el mercado laboral presenta nuevas problemáticas que han obligado a los especialistas a rever varios conceptos básicos que se tejían en torno a la materia. La complejización del mercado del trabajo dio como resultado la aparición de nuevas patologías que afectan la salud física y psíquica del trabajador, fenómeno que obliga a pensar en soluciones efectivas para nuevas enfermedades y conflictos.
Las enfermedades relacionadas con el uso de la voz representan, según los especialistas, el ejemplo más claro. Si bien ya habían sido detectadas en actividades como la docencia y la locución, el auge que evidencian desde hace veinte años determinadas estrategias de ventas como los call center y el marketing directo provocaron un incremento notorio en la cantidad de casos. Según el Dr. Carlos Chavera Bianchi –Miembro de la Sociedad de Medicina del Trabajo de la Provincia de Buenos Aires- en este tipo de enfermedades “el principal agente de riesgo es la sobrecarga del uso de la voz”, lo que provoca que toda actividad en la cual la voz sea la principal herramienta de trabajo se encuentre más proclive a registrar este tipo de afecciones.
Los parámetros para detectar una enfermedad profesional están definidos en base a cuatro características básicas de la voz: la frecuencia, la emisión, la intensidad y el timbre. Si bien los estudios relacionados con este tipo de patologías son aún muy recientes en el mundo laboral, existe en la actualidad un método de detección y seguimiento de enfermedades vocales denominado espectrograma, útil tanto para el tratamiento de un empleado efectivo como para el caso de un estudio preocupacional. Según el otorrinolaringólogo Máximo Delaney, “se trata de una especie de electrocardiograma de la voz”, único para cada persona y de gran valor terapéutico y preventivo, ya que permite detectar si una persona se encuentra en condiciones anatómicas y fisiológicas para desarrollar un determinado trabajo.
Las condiciones laborales representan un escenario determinante para la aparición de estas afecciones, ya que “el estado anímico es importantísimo en la voz”, sentencia Delaney.
Más allá de los desencadenantes de la enfermedad, a la hora de efectuar su tratamiento se debe incluir un equipo que incluya varias disciplinas y que trabaje desde distintas ópticas y perspectivas. “Un equipo ideal para enfrentar enfermedades de voz se compone de un médico laboral, un otorrinolaringólogo, un fonoaudiólogo, un foníatra, un profesor de canto y un psicólogo”, detalla Chevara Bianchi.
El gran problema que enfrentan los encargados de actuar sobre la salud y la seguridad laboral es la proyección que tienen las actividades que hacen del uso de la voz su principal herramienta de trabajo. Actualmente, los call center representan una de las principales fuentes de trabajo, sobre todo en los casos de jóvenes que buscan su primer empleo. Según Chevara Bianchi, se estima que “a fines del año 2006 serán 40 mil los empelados de call center”, lo que habla de un caudal de personal importante por el cual disciplinas como la medicina del trabajo, ergonomía, higiene y seguridad deben incrementar su capacidad profesional en vistas de una solución efectiva.
Sin embargo, este tipo de afecciones no son las únicas que siembran preocupación en el ámbito del trabajo. La presencia de determinadas sustancias químicas conocidas por su enorme incidencia en la generación de enfermedades como el cáncer también se está consolidando como una señal de alarma para los especialistas en riesgos de trabajo. En nuestro país, el formaldehído es una de las que más debate ha generado debido al abuso que hacen de ella industrias como la textil y la farmacéutica, ambas de enorme influencia en el sistema productivo. Según el licenciado Gustavo Fernández Protomastro –Miembro del Consejo de Ciencias Naturales de la provincia de Buenos Aires y de la Asociación Argentina de Ingeniería Sanitaria y Ambiental (AIDIS)- “el Instituto Internacional del Cáncer establece al formaldehído como una sustancia cancerígena de riesgo 1”, por lo que se convierte en un elemento de fuerte regulación y control por parte de diversas disciplinas y organizaciones internacionales. Según el Licenciado, los estudios realizados sobre la implementación del formaldehído en ambientes laborales establecen máximos tolerables que deben calcularse en base a las horas trabajadas por un empleado, aunque este concepto está siendo cuestionado por muchos organismos especializados ya que se está intentado reducir su presencia al mínimo posible. Actualmente, en los países de la Unión Europea los valores oscilan cerca del 0,1 mg por metro cúbico, mientras que Argentina el promedio está cerca de los 3 mg, muy lejos de las cifras recomendables.
Si bien es verdad que el daño o la incidencia que tiene esta sustancia en la salud del hombre varía según la genética y el estilo de vida de cada persona, la exposición prolongada a valores superiores de los recomendados repercute peligrosamente en todo individuo, por las investigaciones modernas realizadas a nivel internacional advierten sobre la necesidad de eliminar al formaldehído de las actividades laborales.
De todas formas, los riesgos de trabajo no quedan restringidos sólo al uso de sustancias indebidas, sino que ambientes absolutamente naturales también se pueden convertir en peligrosos. En lugares como Costa Rica, por ejemplo, la industria de la construcción se encuentra en auge debido al incremento del turismo norteamericano. Estas obras –relacionadas en gran parte con el sector hotelero- se realizan sobre terrenos de características irregulares, generalmente sísmicos, pantanosos y con grandes deslizamientos de tierra, por lo que los trabajadores de este sector se encuentran en condiciones de alto riesgo. En muchos casos se registra también una gran exposición solar, lo que suele provocar sobrecarga térmica en el personal. Casos de este tipo son el mejor ejemplo de que los factores de riesgo de trabajo son múltiples y localizables en ámbitos diversos.
La complejidad que ha adquirido en la actualidad el mundo laboral ha producido el nacimiento de nuevas patologías, conflictos y riesgos de origen multicausal que requieren una solución efectiva e integral. Un trabajo seguro representa no sólo una mejor calidad de vida para el empleado, sino que también se transforma en la mejor estrategia para optimizar la rentabilidad de una organización, uno de los mayores anhelos en un mercado cada vez más competitivo.
Salomé Zamora