Los alcances económicos y sociales de la bancarización
La bancarización se ha convertido en uno de los principales objetivos del sistema financiero argentino. Luego de la crisis del 2001, los bancos enfrentan una etapa en donde la incorporación de nuevos mercados y el acercamiento a los sectores de menores recursos aparecen como los principales objetivos.
La Asociación de Marketing Bancario Argentino –AMBA- organizó, entre el 4 y el 6 de septiembre, el XXII Congreso Internacional de Marketing Financiero, evento que contó con la presencia del Jefe de Gobierno porteño, Jorge Telerman, y que estuvo destinado a debatir sobre una de las mayores preocupaciones que enfrenta por estos días el sector bancario: la construcción de una banca que logre incorporar a los sectores más relegados de la pirámide social de nuestro país.
Argentina está experimentando, desde hace más de tres años, una etapa de fuerte reactivación y crecimiento económico, cuyos alcances son perceptibles en casi todos sectores que construyen el sistema financiero del país. Luego de la crisis del 2001, en la cual los bancos tuvieron que hacer frente a los cuestionamientos provenientes tanto de la sociedad como de los profesionales del sector, el país se encuentra ahora bajo un proceso complejo, caracterizado por la recuperación de la capacidad operatoria de las entidades bancarias y una evidente mala distribución de la riqueza que provoca que varios segmentos se encuentren, aún, en los sectores más marginados del escalafón social. El principal desafío que enfrenta el sistema bancario en esta etapa pos crisis se concentra en la necesidad de elaborar estrategias concretas que permitan a los bancos incorporar a esta voluminosa porción de la sociedad.
Si bien la actividad bancaria cuenta con un rol claro y determinante en la continuidad del sistema financiero, no son pocos los que le atribuyen a la banca funciones que exceden la esfera económica. Según Telerman, esta industria posee una fuerte incidencia en la construcción de ciudadanía, lo que la convierte en un elemento de cohesión social. “La bancarización debe llegar a toda la sociedad, incluyendo a los sectores más humildes. Esto es un paso más en la construcción de ciudadanía, ya que se está planteando a la banca como un derecho más”, afirma el Jefe de Gobierno. Buenos Aires, centro financiero del país, debe ser pionera en la expansión y difusión de estos conceptos, ya que siempre ha sido reconocida –tanto a nivel nacional como internacional- como una ciudad innovadora y productora de inteligencia y servicios. La modernización y la implementación de tecnología de alto valor agregado son dos aliados fundamentales a la hora de incorporar a aquellos sectores más alejados de la bancarización.
Desde el punto de vista comercial, el proceso de bancarización resulta útil para incrementar la rentabilidad de las diferentes organizaciones bancarias, ya que repercute en la fidelización y retención de los clientes ya existentes y en la incorporación de nuevos sectores y mercados. Según Eduardo Gagliano –Presidente de AMBA y Director Comercial del Grupo Solanas Emprendimientos- la rentabilidad del sector financiero en el primer semestre del 2006 ya es superior a la registrada en todo el año 2005, lo que indica que si se avanza hacia una estrategia de incorporación de nuevos clientes estas cifras pueden incrementarse notoriamente.
Las razones por las cuales los especialistas señalan que se está frente a una época propicia para fomentar el proceso de bancarización están estrechamente vinculadas al contexto macroeconómico que atraviesa el país y a la fuerte competencia comercial que actualmente caracteriza al mercado bancario. Si bien la informalidad de la economía, el bajo nivel de los salarios y el trabajo en negro son problemas reales que afectan a la coyuntura financiera del país, la disminución del desempleo y el incremento en el consumo son dos factores que están haciendo crecer la intermediación bancaria de manera realmente significativa.
Los medios a los que se debe recurrir para implementar esta bancarización son muchos y variados, pero el desarrollo tecnológico y el avance que se aprecia desde hace algunos años en materia de comunicación –ya sea en marketing como en la creación y difusión de imagen corporativa- son dos armas estratégicas que deben complementarse de manera efectiva. Según Gagliano, la aplicación de nuevas arquitecturas y el aggiornamiento técnico producen un abaratamiento de costos que favorece la implementación y el avance de elementos como el Home Banking o los servicios a través de celulares, ambos decisivos a la hora de brindar nuevos prestaciones a los usuarios e integrar, progresivamente, a sectores aún no bancarizados.
Vale aclarar que, tal como indica Gabriela Ciganotto –Presidente de ABAPPRA y Presidente del Banco de la Nación Argentina- el acceso a la bancarización no siempre mantiene una relación directa con los ingresos de una persona, hecho que se puede comprobar en el caso de los Planes Jefe y Jefa de Hogar, dirigidos a los sectores más humildes de la escala social pero entregados actualmente a través de la intermediación de los bancos. Por esta razón, se cree que la masificación prevista para la tecnología en un plazo corto de tiempo se convertirá en un arma importante para llegar a los sectores a los que se pretende integrar, compuesto por trabajadores informales, de baja calificación profesional y, por ende, baja remuneración. De todas formas, la movilidad salarial y la constante reducción del trabajo en negro que se está viendo en el sistema laboral y productivo del país asoman como fuertes incidentes a la hora de consolidar este proceso de bancarización. En síntesis, a la hora de hablar de bancarización, hay que trabajar claramente en base a dos ejes: la madurez del sector ABC1 y la incorporación de los de bajos ingresos, pero no aquellos que, por encontrarse bajo la línea de pobreza o indigencia, ya se encuentran bancarizados debido a la ayuda social.
El principal preconcepto que hay que desterrar del seno del mercado financiero y bancario es la supuesta baja rentabilidad que representan los sectores de bajo ingresos. Si bien se trata de un segmento sobre el cual hay que trabajar de manera especial, existen experiencias internacionales que demuestran que se puede convertir en un público muy rentable. El microcrédito, por ejemplo, es un tipo préstamo que resultó exitoso en prácticamente todos los países en los que se implementó –sobre todo en Latinoamérica- y muchos economistas de prestigio enfatizan la necesidad de fomentarlo como medio de promoción del empleo digno, la inserción social y el aumento de la productividad. “El desafío está en llegar a los sectores de menores ingresos, instalar el microcrédito y acercarse a los trabajadores informales”, opina Ricardo Maitsch –Vicepresidente de ABE y Director General del Banco del Sol-.
La importancia de fomentar la bancarización como herramienta económica y social radica en que el 60% del negocio financiero está compuesto por individuos, por lo que colocar a la persona como el destinatario estratégico de difusión de nuevos productos y servicios resulta fundamental a la hora ampliar su poder de incidencia en el mercado.
Una de las principales motivaciones que encuentra el sistema bancario a la hora de ampliar su visión comercial y expandirse hacia nuevos públicos es la competencia que están encontrando fuera del sistema regulado. Actualmente, organizaciones como las ONG y algunas mutuales están otorgando créditos a los sectores no bancarizados, por lo que se están convirtiendo en una amenaza para los bancos sobretodo en lo que respecta a pequeñas transacciones. De todas formas, el proceso de bancarización debe ser abordado desde una óptica responsable, diseñando estrategias realistas que alcancen los objetivos deseados y planteados. La instalación de servicios de alto valor tecnológico –home banking, intranet, prestaciones a celulares, entre otras- , la creación de cuentas sueldos y la difusión del microcrédito son acciones más eficaces que otras enfocadas a la reducción de tasas, que suelen fracasar debido a que muchas veces no logran recaudar lo suficiente para asistir al volumen de gente que se quiere abarcar.
La bancarización se trata de un fenómeno complejo que nace a partir de necesidades sociales y económicas y que requiere, indefectiblemente, acciones conjuntas entre varias áreas gubernamentales. Según Maitsch, el Ministerio de Economía, el del Trabajo, el de Educación y el Poder Legislativo deben trabajar de manera integral en el desarrollo del concepto, aunque resulta imprescindible un correcto marco legislativo como complemento a la hora de optimizar los resultados.
Luego de una crisis que amenazó con un quiebre casi definitorio en la relación entre la ciudadanía y el sistema financiero, los bancos se encuentran hoy frente a una etapa donde el desafío se centra en el crecimiento y no en la recuperación. La conquista de nuevos mercados y la fidelidad de los ya incorporados son dos de los principales objetivos de un sector que ha logrado renacer de sus propias cenizas.
Salomé Zamora