El rol de la actividad logística en el desarrollo de la economía nacional
Argentina se encuentra atravesando un fuerte proceso de crecimiento que se caracteriza por la recuperación de la capacidad exportadora del país y la reinstalación de un exitoso plan de sustitución de importaciones. La reactivación del entramado industrial exige un rediseño de la actividad logística, fundamental para el crecimiento del sector ya que incide tanto en la productividad de una empresa como en el valor agregado de sus productos.
La Asociación Argentina de Logística Empresaria –ARLOG- organizó, el pasado miércoles 12 de septiembre, el XV Encuentro Nacional de Logística Empresaria “Las tres claves para la competitividad logística”, destinada a debatir sobre la actualidad de la actividad logística en nuestro país. El evento, que contó con la presencia del ex Ministro de Educación, Juan José Llach, reunió a más de 300 especialistas del sector y centró su temática en torno a la relación que existe entre logística, economía y productividad.
El comienzo del proceso de recuperación económica, iniciado desde fines del 2002, ha impuesto la obligación de repensar el rol de la actividad logística dentro del sistema industrial nacional. El aumento en el nivel de exportaciones y la instalación del esquema de sustitución de importaciones provocaron la reactivación del aparato productivo, instalando nuevas exigencias y obligaciones a las empresas y a los productos manufactureros e industriales. La capacidad logística incide fuertemente en la solidez del actual modelo económico ya que repercute directamente en variables como la infraestructura, la capacidad operativa y la productividad de una organización. El actual escenario económico impone la necesidad de invertir en logística ya que es una de las claves que garantizan tanto el mantenimiento como el incremento de los niveles de producción y rentabilidad.
Las razones que explican el crecimiento de la economía argentina son múltiples y responden tanto a factores exógenos como endógenos, entre los que se destacan la política monetaria, el superávit fiscal, la acumulación de reservas, el precio internacional de algunos productos y la apertura de nuevos mercados mundiales como China e India. Según Llach, existe actualmente “un gran complemento entre lo que demanda Asia y lo que ofrecen los países de América Latina”, fenómeno que instala perspectivas favorables a la región ya que, según las predicciones, China será la principal economía del mundo dentro de tan sólo una década y media. “Es la primera vez que Argentina está vinculada con Asia, lo que es un fenómeno auspicioso”, detalla Llach.
La importancia del nuevo mapa político-económico internacional también fue destacada por Arnaldo Bocco –Director del Banco Central de la República Argentina- , quien lo consideró favorable y complementario a los intereses argentinos. La demanda que proviene de estos nuevos mercados –sumada a las ventajas que impone el tipo de cambio vigente- provocó que las exportaciones argentinas alcancen valores históricos, contribuyendo a mantener los resultados favorables que registra actualmente la balanza comercial del país. “Las exportaciones llegan al 25% del PBI cuando históricamente no pasaban del 7%, lo que hace que Argentina tenga por primera vez superávit fiscal y comercial”.
A pesar de que la economía internacional también está atravesando un período de crecimiento, existe un riesgo geopolítico palpable que instala inquietudes y temores sobre la solidez del sistema. Según Llach, el precio de los hidrocarburos y el aumento en las tasas de interés de Estados Unidos son dos factores que pueden llegar a afectar considerablemente a algunas de las variables económicas más importantes, sobre todo aquellas relacionadas con la producción, el consumo y la inflación. “Existe un consenso entre los especialistas acerca de que el precio del combustible barato está llegando a su fin, lo que demuestra la elevada cotización del barril de petróleo crudo en los mercados de Estados Unidos y Europa, en los que llegó a los 60 dólares”, detalla el ex ministro. Con respecto a las tasas norteamericanas, Llach prevé que continuarán en alza, lo que repercutirá en la solidez del dólar, que se mantendrá fuerte pero que tenderá a debilitarse.
Esta combinación de factores internos y externos produjo la reactivación de la economía argentina, promoviendo un reposicionamiento internacional del país y la recuperación de los sectores más importantes del tejido industrial. De todas formas, Llach explica que aún existen una serie de conflictos no resueltos por la política oficial que siembran alarma en vistas al futuro. El gasto electoral que está previsto por las elecciones del año que viene, la crisis energética, los subsidios al transporte, la inflación y el bajo nivel de inversión extranjera que se registra en el país son algunos de los más preocupantes. Con respecto al costo de vida, lo que más inquieta al sector empresario es la distorsión que existe entre los precios internos y los internacionales, producida a raíz de la implementación de los acuerdos de precios. “La inflación en Argentina es alta y llegó para quedarse. Si bien los acuerdos de precios lograron una tasa anual menor a la esperada, se está acumulando presión en la caldera por la distorsión precios internos versus internacionales”, explica. La inversión es otra variable que está generando polémica en el ámbito industrial, a pesar de que muestre una cierta recuperación desde la crisis de fines del 2001. Más allá de que actualmente se ubique cerca del 21% del PBI, su composición provocó que se produzcan desequilibrios entre áreas trascendentales del sistema productivo argentino. “Hay una buena recuperación desde la crisis, pero existen problemas de composición, ya que mucha inversión está destinada al agro, la minería y la construcción, y son escasos los desembolsos en energía, servicios públicos e infraestructura”, detalla Llach. Si bien, como explica Ricardo Bäcker –Director de la headhunter Korn Ferry-, las actividades relacionadas con los recursos naturales, la minería, el petróleo, la tecnología, el consumo masivo, la construcción y la manufactura son las que centran las mayores demandas del mercado argentino, para mantener la solidez del sistema productivo es necesario lograr un equilibrio entre la inversión realizada en éstas áreas con aquellas relacionadas de manera indirecta a ellas.
A pesar de estas inquietudes que se generan en torno al rumbo del actual esquema económico, los pronósticos para el año 2007 son alentadores y se basan en las proyecciones que indican la continuidad del proceso de crecimiento, el fortalecimiento del consumo y la caída del desempleo. “El crecimiento del PBI será del 5,5%, el consumo subirá el 6%, la inversión se desacelerá un poco pero crecerá a una tasa del 12%, el desempleo se reducirá a un 7,8% y la inflación será del 12%”, augura Llach. Si bien los especialistas prevén una cierta desaceleración para el año que viene, el nivel de crecimiento continuará alto, brindando buenas oportunidades macroeconómicas y excelentes perspectivas para el consumo masivo.
La actividad logística se trata de un factor que asegura tanto la solidez de los distintos sistemas de producción como la calidad y el valor de los productos, por lo que se ha transformado en un sector clave que garantiza y distingue el proceso industrial y consolida el crecimiento de la economía nacional. Como explica José Luis Losada –miembro de la Comisión Directiva de ARLOG- el contexto económico obliga a la empresas a ser más eficientes, a dar un mejor servicio y a contener sus costos, y la inversión en logística aparece como la opción más acertada para lograrlo. De todas formas, se trata de una actividad que requiere un tratamiento integral, que complemente a las distintas variables que conforman a una organización y que diversifique la inversión en los distintos recursos disponibles. Según explica Pablo González –Gerente de Operaciones de Quilmes- “es imposible pensar en resultados sin tener los recursos asociados de infraestructura, personal y sistemas”.
El escenario económico y la actividad logística establecen una relación bidireccional, que se retroalimenta constantemente y en donde ambas establecen un sistema de mutua influencia. El sector logístico debe complementar elementos como la calidad, el customer service y la productividad para consolidarse y afirmar no sólo su influencia en el tejido industrial, sino su incidencia en el desarrollo y crecimiento de una economía que cada vez instala más exigencias a sus actores.
Salomé Zamora