¿QUÉ PASA CON EL INdeR?NO EMPECEMOS CON OTRO ESCÁNDALO, POR FAVOR !!!

En marzo de 1992 se dispuso la liquidación del Instituto Nacional de reaseguros (INdeR). Es decir que hace aproximadamente 4.800 días se está trabajando en la liquidación de un Organismo.
Mediante un plan de retiro, se indemnizó a todo el personal. Las cifras que se abonaron fueron astronómicas. El INdeR siempre fue caro.
A continuación se incorporó a numerosos “contratados” para proceder a la liquidación del Instituto.
¿Cuántos Liquidadores fueron designados desde marzo de 1992 a la fecha? ¿Alguien se anima a hacer la lista de personas que ocuparon ese puesto?.
Creo que la vamos a hacer nosotros, como de costumbre.
Pero alguna vez sería bueno que el Ministerio de Economía de la Nación se pusiera los pantalones largos y diera a conocer la lista de Liquidadores, Subliquidadores, Coordinadores, Auditores, “Expertos”, Secretarias y demás deudos, que con profunda dedicación y una “invalorable” experiencia en el tema, dedicaron buena parte de su vida a ordenar los números del INdeR.
Y ¿Cuándo se termina?
NUNCA.
Todavía quedan un par de “negocios”, es decir, de “liquidaciones” por hacer, y los cambios en el gabinete complican las cosas.
¿Cuántos Ministros de Economía ocuparon el cargo desde que se inició la liquidación del INdeR?. Al menos 6 (seis).
¿Cuántos más harán falta?
Sabemos quién decidió y en qué fecha la liquidación del INdeR.
Lo que no podemos siquiera imaginar es quién lo cerrará, y menos aún, en qué fecha.
Esta liquidación fue tan cómica, ¿o trágica?, que permitió a un Superintendente de Seguros, cuyo apellido no recordamos, presentarse en mangas de camisa en la Asamblea de socios de una Cooperativa con un cheque del INdeR a la orden de la Cooperativa, por el que se habían calculado dos (2) veces los intereses sobre el capital (para los técnicos, esto se llama “anatocismo”).
¿Cuánto dinero gastó el país en esta liquidación=? ¿Alguien hizo la cuenta?. Seguro que sí. Pero ¿quién se anima a mostrarla?.
Vamos, terminemos esos dos temas pendientes, así podremos concluir con ese “monumento a la nada” que está manteniendo la sociedad, y que en la esquina de Moreno y Diagonal Sur nos sonríe, pero más que una sonrisa, parece una mueca de compasión.