CESVI: Causas de los siniestros viales
Según nuevos análisis estadísticos elaborados por CESVI hasta mayo de 2010, entre las causas mayores de siniestros viales se encuentran la invasión de carril con un 37% y las actitudes temerarias de los conductores con un 36%. En este punto encontramos excesos de velocidad, el no respeto a las señalizaciones y prioridades de paso, maniobras abruptas y la escasa distancia de seguimiento entre vehículos.
En contrapartida, factores que de alguna manera han disminuido su aparición en los siniestros viales tienen que ver con la alteración psicofísica de los conductores. Aquí nos referimos al uso del celular al volante, a la ingesta de alcohol en la conducción, al cansancio extremo, al estrés y la agresión en el manejo, entre otros, con un 15%. Claro está que aquí se ven reflejadas las intensas campañas de control y concientización que lograron modificar los elevados índices de siniestralidad de nuestro país.
Por último, otro de los factores que influyen bastante tiene que ver con el estado de la vía, nos referimos a la falta de señalización, la calzada deteriorada y los factores externos que pudieran ocurrir.
Por esta razón, y en el marco del Día de la Seguridad en el Tránsito, analizamos cómo evitar que estos factores se hagan presentes en el entorno vial.
Análisis de la situación
Como decíamos anteriormente, la actitud temeraria de los conductores tuvo un peso muy importante. Por eso, en las siguientes líneas analizamos esta situación.
Existen diversas teorías a la hora de analizar lo que lleva a un conductor a ejercer la imprudencia en el entorno vial. Algunas relacionan la agresividad a la personalidad del conductor y otras asumen la responsabilidad del vehículo y la tarea de conducir como el estrés, la soledad, el hastío de estar muchas horas al volante y la imposibilidad de comunicarnos con los otros conductores ya que los códigos de comunicación vial son factibles de entenderse de diferente manera según el estado de ánimo de cada una de las partes.
Seguramente, las personas con carácter impulsivo o con poca capacidad de autocontrol son más proclives a generar situaciones violentas cuando conducen. Así, muchos son los que sólo reaccionan de una manera agresiva y entienden que deben hacer prevalecer sus derechos a través de la fuerza. Existen otros que sólo responden a la necesidad de que las situaciones de tránsito se resuelvan a su antojo como una forma de sentirse importantes o demostrar sus “supuestos privilegios”. Tal es el caso de muchos conductores de vehículos de gran porte que avasallan en forma permanente al resto de los automóviles o peatones. Estos casos son prácticamente un estilo de conducción por lo que su acción es continua y por ende la posibilidad de involucrarse en un accidente es mayor. Por último, están los que malinterpretan al manejo como una buena forma de descargar adrenalina y estrés demostrando su rol competitivo con el resto del tránsito. Estos son los conductores que vemos habitualmente corriendo picadas en medio de las avenidas o autopistas, y que han protagonizado gran cantidad de accidentes involucrando a inocentes, casos que han conmovido a la opinión pública.
Anexo de agresión al volante
Según un relevamiento que CESVI realizó en las calles de la Ciudad de Buenos Aires, se analizó el nivel de violencia/tensión/agresión y se comprobó que: el 38% de los encuestados aceptó que “comúnmente” tiene conductas agresivas detrás del volante, el 40% dijo tenerlas pero “de vez en cuando”, el 12% manifestó sólo responder a los insultos de los otros y el 10% dijo no tener actitudes agresivas. Asimismo, del total de los encuestados, el 75% de los que contestaron “comúnmente” eran hombres y el 25% mujeres.
¿Cómo evitar ser un conductor temerario?
Si necesita desahogar la irritación sepa que elegir el vehículo es la peor alternativa ya que nuestros estudios lo ubican a este estado como una de las causales más importantes de los siniestros de tránsito. Conducir en forma agresiva ahorra pocos minutos pero incrementa en forma notable la probabilidad de sufrir choques. Un “toquecito” con el auto “por venganza”, puede derivar en un impacto fatal. Viajar en automóvil es una de las formas de convivir en sociedad; y aunque el automóvil sea nuestro, la ruta es compartida por todos, por lo que debemos respetar las normas que rigen la convivencia como un sentido de evolución social.