FELINOS (GATOS) TODO RIESGO. España sigue interpretando las necesidades de los consumidores (clientes, asegurados). Y crea seguros a la medida.
Más allá de la responsabilidad civil, cubren los accidentes que sufra el felino o su estancia en una residencia si se hospitaliza al dueño.
Los gatos son para numerosas personas uno más de la familia y como tal los tratan. Por ello, cuando los dueños de estos animales quieren dar a sus mascotas la máxima protección y seguridad, encuentran en las pólizas para gatos una manera de hacerlo. Los seguros para el hogar cuentan con coberturas ampliadas para quienes tengan un animal doméstico. Pero a diferencia de los seguros tradicionales de responsabilidad civil -dirigidos al dueño para cubrir los daños que el animal pueda causar a terceros-, las pólizas para gatos proporcionan coberturas por accidente, robo, extravío o sacrificio necesario del animal. De ahí que cada vez sean más los propietarios de felinos que opten por contratarlas.
Antes de contratar un seguro específico para gatos, el propietario de la mascota debe valorar qué coberturas necesita. Si sólo desea tener un seguro que responda por los daños a terceros que pueda provocar el animal, es aconsejable que consulte si la póliza del hogar cubre la responsabilidad civil o si da esta opción con el pago de unos euros más. En este caso, puede optar por un seguro del hogar ampliado. Sin embargo, cuando pretenda asegurar al animal, conviene acudir a los servicios de una compañía que comercialice seguros exclusivos para gatos.
El precio de una póliza de responsabilidad civil para el propietario, con cobertura de daños -accidentes, robos y extravíos-, permanencia en una residencia y, si es necesario, sacrificio del animal por enfermedad, ronda 80 euros anuales. Esta cantidad aumenta si se añaden otras coberturas como asistencia veterinaria ante enfermedades o si el animal tiene una valoración superior a la establecida.
Qué gatos pueden asegurarse
No es habitual que los seguros acepten animales menores de tres meses y tampoco a los felinos que superen nueve años. La expectativa de vida de estos -cuando residen en una casa, lejos de los peligros diarios a los que se enfrentan los gatos callejeros- está en torno a 12 años, aunque puede llegar a sobrepasar los 20. Si el gato ya es muy mayor, es probable que la compañía no quiera asegurarlo, pero sus propietarios pueden intentarlo. Quizá lo consigan si pagan una cantidad más elevada o renuncian a alguna cobertura.
Otro de los requisitos es que la mascota esté vacunada según establecen las autoridades sanitarias. Tienen que haberles suministrado, al menos, la vacuna trivalente -rinotraqueítis, calicivirus y panleucopenia- y de la leucemia felina. El dueño mostrará en la aseguradora la documentación oficial que lo certifique.
Los gatos también deben estar censados e identificados mediante una chapa, un tatuaje o un microchip. Este último es casi siempre imprescindible para contratar las coberturas veterinarias opcionales que ofrece el seguro. Lo más frecuente es que las aseguradoras no admitan animales que se dedican al deporte y, en el caso de que participen en concursos, sus propietarios tendrán que pagar un plus establecido para animales de alta valoración.
Las entidades establecen unos límites de valoración a partir de los cuales el animal no se asegura. Si el valor del gato es superior a 12.000 euros, lo más frecuente es que su propietario no pueda acceder a este tipo de pólizas.
Cobertura de daños
La cobertura de daños se extiende tanto a accidentes como a robos y extravíos.
- Los gatos pueden sufrir un sinfín de accidentes: atropellos, peleas con otros animales, siniestros de circulación mientras viajan en un vehículo, lesiones causadas por un accidente cuando corren o saltan, caídas… Sucesos como estos, la ingestión de cuerpos extraños u otras lesiones que deriven de actos violentos, incluidos los de carácter vandálico, están cubiertos por el seguro para gatos.
Si el animal sufre un accidente, la compañía paga los gastos de asistencia veterinaria. Las consultas a las que tenga que asistir la mascota, los medicamentos que le prescriban, las pruebas diagnósticas a las que le sometan y las intervenciones quirúrgicas están cubiertas por el seguro hasta un límite que ronda los 900 euros por siniestro.
Si el gato muere, el seguro indemnizará al propietario por el valor del animal, que se establece según el coste de un cachorro de características parecidas, en los límites fijados en la póliza. Al firmar el contrato, cuando la valoración sea superior a 300 euros, el dueño debe acreditarlo de forma específica con la documentación del animal, el pedigrí, la inscripción en el Libro de Orígenes de Raza y el certificado y la factura del adiestramiento.
- El seguro de daños cubre el robo o extravío del felino. Si se sustrae el animal, el propietario recibirá una cantidad que se fija también según el valor de un cachorro similar o bien en un 80% de la suma asegurada. En general, tiene que pasar un plazo, que se establece en torno a dos meses, por si el animal aparece.
Uno de los mayores disgustos que puede sufrir el dueño de una mascota es que ésta se pierda. Cuando sucede, los propietarios hacen todo lo posible para encontrarla y es frecuente recurrir a anuncios en prensa o en la radio. Los seguros para gatos pagan hasta 155 euros para insertar estos requerimientos en los medios de comunicación.
Cómo avisar al seguro
Si se registra un siniestro en el que el gato resulta herido, el propietario debe solicitar un informe al veterinario para presentarlo ante la compañía aseguradora y recuperar el dinero que ha adelantado. En él se debe recoger:
- La descripción del animal.
- El tipo de accidente que ha sufrido.
- El lugar, la fecha y la hora a la que ha ingresado.
- Atención que ha requerido -pruebas diagnósticas, intervenciones quirúrgicas, medicamentos inyectables-, así como otras que puede necesitar a partir de este momento.
En el supuesto de que el gato hubiera resultado herido a consecuencia de un acto vandálico, además del informe del veterinario, el propietario debe denunciar los hechos.
Otras coberturas
- En ocasiones, el mal estado de salud del gato hace aconsejable su sacrificio, ya sea porque está muy enfermo o mayor -no en caso de accidente, cuando el dueño puede acogerse a indemnizaciones superiores-. Si el propietario decide que esta opción es la adecuada para que el animal no sufra, el seguro pagará los gastos tanto del sacrificio, con un límite de unos 65 euros.
- Si el propietario del felino tiene que ingresar en un hospital y el gato permanece en una residencia para animales, los gastos correrán a cargo de la compañía, hasta un límite de 300 euros. Esto puede ser conveniente para personas que viven solas o familias que no tienen con quien dejar al animal en caso de hospitalización.
- Las personas que quieran llevar a sus mascotas a concursos o exposiciones felinas pueden ampliar las coberturas del seguro de accidentes.
Responsabilidad civil
Los seguros para gatos no sólo aplican coberturas para el animal, sino que también se destinan a sus dueños. Aunque los daños que puede causar un gato parecen menores que los generados por animales de mayor tamaño, como los perros, el comportamiento del felino puede traer consecuencias negativas para su dueño. Es posible que se cuele en casa de un vecino y destroce todo los objetos que encuentre a su paso, que agreda a personas y les provoque heridas o que cause un accidente mientras cruza la carretera.
Si el animal origina lesiones corporales a personas u otros animales, o bien si provoca daños materiales a terceros, el propietario está cubierto si es el responsable civil. Cuando se den estas circunstancias, el seguro asume hasta un máximo de 3.500 euros por siniestro y año de seguro, aunque puede variar según la modalidad de contratación. Al igual que ocurre con otro tipo de pólizas, no están cubiertos los daños materiales o personales que el animal cause al cónyuge, ascendentes, descendentes o hermanos del tomador.
La póliza también incluye la defensa jurídica del asegurado o las fianzas ante denuncias o juicios que se puedan estimar contra el propietario del felino. Además, se pone a disposición del dueño del gato un consultorio telefónico en el que puede obtener información sobre centros de adiestramiento, celebración de exposiciones y concursos, residencias felinas u hoteles que admiten este tipo de mascotas. También puede hacer preguntas sobre la legislación estatal o autonómica o referentes al cuidado del animal, como el calendario de vacunación o la alimentación más adecuada.
Seguro veterinario por enfermedad
Como una cobertura adicional, los propietarios del gato pueden contratar un seguro veterinario por enfermedad, que se puede utilizar sin necesidad de que el animal sufra un accidente.
Si el gato enferma, el seguro corre con los gastos de la asistencia veterinaria: consulta, pruebas necesarias hasta llegar a un diagnóstico, medicamentos, análisis de laboratorio. También cubre las intervenciones quirúrgicas, la hospitalización del gato o los gastos de asistencia a domicilio, según la opción contratada. El límite se sitúa en unos 1.000 euros, aunque puede variar.
No es frecuente que las compañías admitan gatos mayores de siete años al firmar la póliza, aunque si el animal cumple esta edad mientras está asegurado, la cobertura continúa.
Es necesario que el propietario presente la documentación en la que se certifique que el gato no tiene ninguna enfermedad en el momento de la firma ni la ha padecido en el año anterior al contrato. De lo contrario, el propietario no podrá contar con esta cobertura. Otro de los requisitos imprescindibles para el seguro por enfermedad es que el animal lleve microchip.
Las aseguradoras proponen un cuadro veterinario concertado con la entidad al que los asegurados pueden acudir sin tener que abonar los gastos. Si el propietario del animal prefiere llevar al felino a otra clínica, es probable que sólo esté cubierto hasta el 80%, ya que se aplica una franquicia del 20% en las clínicas no concertadas.
Fuente: EROSKI CONSUMER