EE.UU.: El pésimo negocio de los seguros de vida
En EU, la bursatilización de los beneficios de estos productos financieros no ha sido bien recibida; el gran secreto de estos instrumentos es que, si estás vivo, no recibirás el dinero para gastarlo.
Los baby boomers representan una gran oportunidad de mercado, y por lo tanto, una gran oportunidad de inversión. Algunos pudieron volverse muy ricos en las últimas seis décadas (de forma muy predecible) invirtiendo sucesivamente en compañías dentro del negocio de ropa para bebé, pañales, zapatos para niño, artículos de papelería para la escuela, equipo de campamento para el verano, universidad, centros de salud, cirugías plásticas, clínicas médicas, y finalmente, en un asilo. Así que no debe ser ninguna sorpresa que ahora que los boomers tienen 60 años de edad, el negocio de la muerte se convertirá eventualmente en un tema de inversión fuerte.
El programa de bursatilización de beneficios de muerte de Wall Street, el primo del enfermo programa de titulización de hipotecas, no ha sido bien recibido por los medios, pero los individuos han recurrido a él. De hecho, The Wall Street Journal informó recientemente que los inversionistas compraron 12,000 millones de dólares en pólizas de seguro para terceras partes en 2008.
Pero están siendo embaucados por los bancos una vez más. El diario cuenta la historia de Bruce Porter, un hombre de 81 años que corrió al hospital cuando pensó que estaba sufriendo un infarto. Mientras se recuperaba (no fue un infarto) lo visitó su agente de seguros, quien le dijo que su mala salud era una buena noticia, pues ahora había logrado que su póliza de seguro de vida de 6 millones de dólares fuera muy mercadeable. El Sr. Porter había comprado la póliza con el propósito de venderla a un inversionista, no a un inversionista particular, sólo a uno del ejército de expertos con chequeras abiertas dispuesto a cobrarlo después del juicio final.
Afortunadamente la salud del Sr. Porter mejoró. En vez de encontrar un comprador para su póliza, Porter terminó teniendo que pagar primas atrasadas de 25,000 dólares al mes y está atado a un préstamo bancario garantizado personal de 650,000 dólares que asegura la póliza. Ahora demandó a su agente de seguros, alegando que fue mal aconsejado sobre la póliza y su capacidad de mercadeo.
No sabemos quién fue el vencedor en esta triste historia. Para empezar, se encuentra la sociedad que patéticamente desvaloriza la vida de sus miembros, a tal grado que convierten su fallecimiento en comercio. En cuanto a la regulación de los seguros, controlada según el Estado, si una persona no puede comprar un seguro de vida a otra sin un interés asegurable legítimo, ¿comprar un seguro para ti mismo con la intención de intercambiarlo es un fraude?
Parece ser que el Sr. Porter es el principal culpable por apresurarse a invertir dinero en su propia muerte, y la historia muestra que una ola de gente mayor, todos con una salud mejor a la esperada, están demandando a las compañías de seguros, agentes y bancos involucrados en la fallida inversión en las pólizas de seguro de vida.
El gran secreto de los seguros de vida es que si estás vivo, no tendrás el dinero para gastarlo, y si tienes el dinero para gastarlo, no estás vivo. Es un dilema que sólo un banquero de inversión puede resolver.
[B]Capitalizarse en la desesperación[/B]
Este mercado nació a partir de las trágicas necesidades de los enfermos terminales que se habían quedado sin recursos. Frecuentemente, la única forma para poder pasar sus últimos días con cierta dignidad (y sin acabarse los ahorros de su familia) es vender su póliza de seguro de vida en lo que se conoce como acuerdo de viáticos.
La prima de una póliza final para un hombre de 80 años de edad está muy por encima de la de un hombre de 30 años, y las comisiones de asistencia del agente son mucho más altas, pero nos preguntamos si estas pólizas distorsionan la base del seguro de formas desventajosas para otros tenedores de pólizas. Sin importar cuáles sean los beneficios para la industria de los seguros, este negocio podría sostenerse como un paradigma de la forma en la que la especulación inadecuada tuerce las dinámicas del mercado. Finalmente, estamos sorprendidos de que esto no esté prohibido en ningún estado en Estados Unidos.
Podríamos defender a los especuladores tomando otro lado de las transacciones de las coberturas legítimas: contratos en materias primas como el azúcar, algodón y soya no serían viables en muchos casos de no ser por el lubricante del dinero especulativo. La primera pregunta que deben hacerse los economistas del mercado y los reguladores es cuál es el nivel natural de los precios y la liquidez, y cuánto se distorsiona en la especulación. La industria de los seguros de vida puede ofrecer un laboratorio directo para ver los efectos de la especulación inapropiada, es decir, la especulación en la que no hay otro lado legítimo en el comercio.
Bruce Porter no tenía un interés legítimo en asegurar su propia vida. Su único propósito era darle su póliza a un inversionista. Es como la gente que compra varios departamentos durante la burbuja de las viviendas. Al igual que las unidades bajo ejecuciones hipotecarias atascando el mercado, estas pólizas de seguro de vida tóxicas son el equivalente a las propiedades cuyos dueños nunca pretendieron vivir en ellas: su valor económico entero está flotando.
Curiosamente, vender beneficios de muerte produce las únicas inversiones de valores que vienen con una garantía: el vendedor morirá. Pero muchas de las personas que compraron pólizas de seguro costosas para cubrir su propia vida están descubriendo que incluso en un comercio con un resultado garantizado, el precio importa.
Fuente: CNN Expansión