UN ANALISIS URGENTE DEL SECTOR ASEGURADOR

Por segurosaldia.com julio 1, 2015 08:00 Actualizado

Semanas atrás publicamos una nota sobre la encuesta realizada a nivel mundial respecto de las 100 empresas con mejor reputación entre los consumidores. Para ella se encuestó a más de 61.000 usuarios de 15 países, y arrojó la ausencia del sector asegurador y financiero en el ranking. http://www.segurosaldia.com/interior/20150428/sin-aseguradoras-entre-las-100-empresas-mundiales-con-mejor-reputacion/

Si profundizamos el análisis de los resultados que surgen de esa encuesta, nos conduce necesariamente a preguntarnos si realmente lo estamos haciendo tan mal, como para que ninguna aseguradora aparezca en un ranking de 100 empresas y la respuesta parece estar a la vista.

El sector asegurador representa un 3% del Producto Bruto Interno, es decir, tiene una gran influencia en la economía local, ha apoyado al sector financiero, ha sido el auxilio de innumerable cantidad de familias a la hora de la ocurrencia de eventos dañosos, ha aumentado los puestos de trabajo, presta su apoyo a la cultura del deporte, la masa de recursos que las primas generan permite inversiones estratégicas en infraestructura y proyectos de desarrollo industrial, dota de solidez a la economía nacional, entonces ¿cómo se explica que un sector con esas características no sea capaz de lograr el reconocimiento de la importante función tanto social como económica que viene a cumplir?

Lo cierto es que las compañías de seguros no arrastran una buena imagen a nivel general y no cuentan con la confianza necesaria por parte de la población.

Las Aseguradoras se ven sometidas a una legislación excesiva (inversiones inciso k, capitales mínimos, niveles tarifarios, repatriación de los fondos en moneda extranjera y disponibilidades existentes fuera del país, adecuación a la ley 24240), las políticas fiscales dejan mucho que desear, la inflación impacta de forma directa en las utilidades (aseguran bienes que cada vez valen más, los montos de las indemnizaciones aumentan) el impuesto automotor hizo que los vehículos usados aumentaran mucho su valor, la falta de repuestos complica el trabajo diario, la incidencia de los cambios climáticos y los eventos de esa misma índole que se han venido dando en los últimos años, generan que haya más negocio pero con más siniestros. La limitación del inciso k, con poca oferta de bonos o muy limitados, una rentabilidad por debajo de los bonos soberanos también complican el negocio. A todo ello se suma, la baja penetración que el seguro tiene en nuestro país, donde falta generar cultura aseguradora y el seguro se percibe como una obligación respecto de determinados bienes (auto), pero no se hace extensible a la propiedad o a los bienes llamados de personas (sólo 2 de cada 10 tienen una cobertura personal),  la alta tasa de siniestralidad y judicialidad de los siniestros y la excesiva competitividad que existe en el mercado (186 aseguradoras para un 3% de PBI, cuando en mercados similares para ese porcentaje existen menos de 50 aseguradoras). Los resultados técnicos de la actividad aseguradora siguen siendo negativos, las ganancias de un gran número de aseguradoras siguen siendo de la mano de la rentabilidad financiera, lo cual resulta sumamente riesgoso para la estabilidad del sector e incluso para el interés principal de la compañía, cuya ganancia debería estar dada por el cumplimiento de la obligación a la que se somete y la contraprestación recibida por ella.

Si a todo lo expuesto le agregamos la mala imagen que tiene el sector asegurador en general, debido a que los usuarios no se sienten contenidos ante la ocurrencia de un siniestro por diversas causales como ser: letra chica, falta de asesoramiento, imposibilidad de comunicarse con la aseguradora, horarios reducidos para realizar la denuncia o atender reclamos, un único lugar para el inicio del reclamo y en forma presencial, dilación en dar respuesta, montos de indemnización insuficientes, tardanza en la confección de los pagos, se forma un cocktail explosivo que termina con los resultados que están a la vista.

El seguro como instituto de ahorro personal cumple un rol muy importante en el crecimiento económico y el bienestar social de un país, y por tal motivo debería contar con un apoyo cuasi incondicional de las políticas fiscales y estatales, máxime en un sector que invierte gran parte de su patrimonio en el propio estado, y que debería convertirse en su mejor aliado. Asimismo, todo ello debería ser conocido y reconocido por la sociedad entera, recuperando de esta forma su imagen y grado de penetración. La imagen de una compañía se gestiona tanto por las comunicaciones emitidas por ella mismo como por las experiencias que los sujetos tuvieron con esa entidad, es así, que resulta fundamental trabajar no sólo en la difusión de las distintas ofertas de seguros que mucha gente desconoce sino también en la atención que obtienen terceros y asegurados en oportunidad de relacionarse con esa aseguradora.

En la medida en que no entendamos la problemática actual y que la clave está en la difusión y la mejora continua del servicio, los resultados que arrojó la encuesta, estarán cada vez más justificados.

Dra. Gabriela Melina Alvarez

Gabriela.alvarez@segurosaldia.com

Por segurosaldia.com julio 1, 2015 08:00 Actualizado
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