La conciencia aseguradora, ausente en los profesionales de la Argentina.
Industria del juicio, judicialización, demanda fácil, medicina defensiva, error u omisiones, desprofesionalización, ausencia de protocolo.
Todo lo expuesto no alcanza para generar conciencia ni temor a eventuales pleitos eternos y millonarios.
Peor aún, ningún cliente, requirente o paciente, en definitiva consumidores, se anima ni se interesa a preguntar antes de una operación, tratamiento, práctica, representación o acuerdo de trabajo a realizar, si el citado profesional se encuentra asegurado y con qué cobertura y suma asegurada ni dónde.
En la Argentina hay en esta década casi 170.000 médicos matriculados, y a eso debe sumarse profesionales de enfermería, laboratorio, hemoterapia, radiología e instrumentación quirúrgica que entre todos duplican ampliamente en cantidad a los profesionales médicos. Hablamos de números oficiales.
Sobre los abogados, analizando el CENSO 2010, se llega a un cálculo de más de 120.000 abogados en el país.
Analizando que egresan más de 8.000 ingenieros por año, más de 7.000 médicos y más de 34.000 egresados entre abogados, psicólogos y sociólogos llegamos a la conclusión que la mayoría está sin seguro, o sin cobertura ante un siniestro o litigio.
Sumamos quienes se reciben luego de estas estadísticas y censos, estudiantes, ingresantes y no mueven la aguja con respecto a pólizas emitidas entre las aseguradoras de mayor expertise en el área especializada.
Pero ahora la pregunta: ¿hay aseguradoras, hay coberturas o productos para satisfacer a cada profesional según su prospect y actividad?
La respuesta es sí: alta oferta y bajísima demanda (ver cuadro) que crece a un ritmo incipiente. Productos de todo tipo y clausula (claims made, ocurrencia), montos, especialidades, sumas aseguradas y amplias facilidades de pago en todos los medios.
Hechos de dominio púbico de este último mes en la Argentina con una personalidad de la política y los medios hizo sonar las alarmas y alertas en los profesionales de la salud y por otro lado en los abogados, que están al acecho y razonando que la industria del juicio migra de RIESGOS DEL TRABAJO a un área más sensible y muy dividida, la actividad médica.
Las instituciones y profesionales de la salud y otras actividades profesionales deberían tomar nota y protegerse transfiriendo riesgos, que es precisamente contratando un seguro.
Nicolás Galarza – Editor Responsable
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