Guerra silenciosa en el mundo del seguro para entrar al negocio de las ART
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El Gobierno debe decidir si abre el juego a nuevas empresas. Pignanelli, Moyano, Werthein, Belocopitt y Pescarmona en una pelea de poder, caja y política.
El reloj de arena ya se dio vuelta y corre el tiempo de descuento para que la Superintendencia de Seguros de la Nación (SSN) tome la decisión de prorrogar o no la suspensión que impide que nuevas empresas ingresen al negocio de las Aseguradoras de Riesgos del Trabajo (ART). La resolución, fechada el 13 de enero pasado, dispuso la suspensión por 180 días de la admisión de los trámites de nuevas ART. Fue un golpe a las aspiraciones de media docena de jugadoras ávidas de meterse en ese negocio, pero también un espaldarazo a los accionistas de las principales aseguradoras, que mantienen un negocio de nicho sin demasiada competencia.
El lobby feroz que por estas horas atraviesa a la superintendencia está encabezado por el puñado de operadores que se reparte el negocio pero que a la vez están diversificados en otros sectores de servicios o la producción. Los movimientos para bloquear el desembarco de nuevas firmas están encabezados por la familia Werthein, baqueana en el mundo del business de los servicios, con una irrupción reciente en las telcos mediante la compra de Direc-TV, pero que siempre mantuvieron una pata en el mundo del seguro con la ART Experta y la entrada y salida de La Caja.
Si bien en el sector no niegan ese escenario, también apuntan que es un hecho que la posible prórroga de la resolución oficial es interpretada como una maniobra para cerrarles las puertas a firmas asociadas a otros servicios del seguro y al mundo sindical. Entre quienes pugnan por entrar al negocio de las ART se encuentra la familia Pescarmona, propietaria de la aseguradora Mercantil Andina, que busca compensar la estatización parcial de la mendocina IMPSA. Algo similar le ocurre a Paraná Seguros, una compañía con gran trayectoria en el rubro que por ahora está marginada del negocio.
A la par de las empresas tradicionales, en la movida de enero último también quedaron excluidos los sectores gremiales, siempre atentos a expandir sus negocios.
Gonzalo Campici, un hombre cercano al entramado comercial de Hugo Moyano, es uno de los que puja por entrar al sector. Tras haber comprado Boston Seguros, Campici debe superar el escollo administrativo pero también la protección que le brinda la superintendenta Guida a su principal rival, Franco Ortolano, de Liderar. El octogenario empresario, reconocido en el mundo del seguro por su afición a las armas y el desmanejo de aseguradoras, fue recibido por la titular de la SSN rompiendo una regla no escrita que ordena que la máxima autoridad del organismo no debe mostrarse con empresas o representantes del mercado que debe regular.
El otro actor gremial afectado por la decisión de la SSN es el poderoso gremio metalmecánico que conduce Ricardo Pignanelli. El Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA) desarrolló un plan de negocios que incluyó la creación de una mutual propia, una de las figuras legales de las ART, que busca insertarse en el mercado para brindar el servicio más allá de las personas afiliadas a su sindicato.
En las próximas semanas y hasta el 13 de julio, cuando venza el plazo establecido por la resolución de la SSN, se verá cómo se resuelve la pulseada entre gigantes alrededor de un negocio millonario.
FUENTE: LETRAP
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